Es inevitable hacer recuento del año cuando llega una nueva vuelta al sol.
Hoy cumplo 42 años. Y llego a ellos después de un año muy intenso.
Hace 365 días estaba triste. Muy triste. Había llegado a una situación tan complicada que se me hacía difícil, incluso, llorar.
Un par de semanas antes, asustada ante un lumbago que me dejaba en cama inmóvil demasiado a menudo, y tras incontables pruebas que no sacaban nada en claro, encontré una doctora que me dio el diagnostico definitivo: una tensión tan grande que podía dejarme en cama si no cambiaba drásticamente. Si no me tranquilizaba.
En aquel momento, yo pensaba que estaba tranquila. Y tranquilizarme “más” se me antojaba más complicado que estudiar de nuevo la carrera de ingeniería industrial.
En serio.
Por desgracia, esta tensión era sólo la punta de un iceberg bien grandote que llevaba alimentando muchos años.
Los ingredientes eran variados: Autoexigencia brutal, emociones reprimidas, enfados aplacados por convencerme de que no eran necesarios… un cóctel molotov que, no sé si te suena, pero no tiene una buena perspectiva.
Ese fue, como os decía, el inicio de mi cuarentaiunava vuelta al sol.
Chunga, sí. Pero también retadora. Y, ¿a quién no le gusta un reto?
A mí me encantan. Me motivan, me hacen dar lo mejor, y me suelen revelar una parte de mí que no conocía o que tenía dormida.
El reto de los 41 era claro: eliminar tensiones, sanarme. Estar bien.
Este año ha sido un desfase. De verdad.
He aprendido lo que significa ser. Lo que significa fluir.
He intentado (y casi conseguido!) desapegarme de los resultados, de los títulos.
Me he despedido de un apellido que llevaba siendo mío 12 años. De una identidad, vaya. He soltado un proyecto al que consideraba como mi primer hijo. Ahí es nada.
He redescubierto quién soy.
Y, oye, la verdad es que me caigo bastante bien.
He decidido soñar. Porque la vida es un auténtico regalo y no pienso ponerle límites a mis sueños.
He reafirmado mi intención de buscar la belleza siempre. En todo.
He apostado por hacer caso a mi intuición. Por escucharla. Por darle un papel protagonista.
He vuelto a conectar con mi versión más aventurera. He comprado un billete para un país del que no sabía nada para estar con mi amiga Natalia por su cumpleaños.
He leído mucho. He escuchado. He bailado, he reído, y, por fin, he llorado. No tanto como me gustaría pero he empezado, que ya es algo. Aún sigue costando… no sé si es mi vena vasca o tantos años de poner una fachada dura para protegerme de qué se yo… pero bueno, poco a poco va saliendo.
He alquilado un estudio para pintar. He vendido mi primer cuadro. He visto publicadas 10 fotografías mías en una exposición en mi ciudad.
Me he dejado cuidar.
He tenido conversaciones preciosas. He profundizado. He pensado, he divagado… He jugado, mucho. He vuelto al yoga, a nadar, a moverme… he conectado con la naturaleza como nunca antes lo había hecho.
He sufrido. He visto otras caras de monedas que pensaba que nunca se darían la vuelta. He visto otras caras de mi propia moneda.
He entendido que todo esto es la vida.
Y he dado gracias a diario porque esta sea mi vida. Por tener la suerte de vivirla así, y no con el miedo a un bombardeo pisándome los talones.
Soy una auténtica privilegiada.
Hoy, empiezo los 42 sintiéndome agradecida.
Los empiezo en el lugar que, hace muchos años, era considerado el fin del mundo. Finis terre. Hubo que navegar (venciendo miedos y dificultades) más allá de lo conocido para descubrir que no era así, que el mundo no se terminaba en esta punta.
Que había mucho más.
La metáfora me viene que ni pintada. Toca navegar, atreverse, surcar nuevos caminos.
Yo ya estoy subida al barco. Llena de entusiasmo, de alegría, y, por qué no, de un poquito de cague.
De ese que hace que, a veces, tiemblen las rodillas. Pero que también nos mantiene en alerta para no perdernos nada del camino.
Gracias por subirte tú también a este barco. Por dedicar unos minutos de tu semana a leer estas cartas y por escribirme cuando sientes que hay algo que quieres comentar. Esta newsletter me está dando también conversaciones dignas de enmarcar.
Sigamos a por todas un año más.
Always chasing the sun.
Feliz vuelta al sol Leire! Te deseo un bello año 😘
Me encantó ! Feliz cumpleaños!